En ingeniería, el término resiliencia se refiere a la energía de deformación que puede recuperar un cuerpo deformado una vez que termina el esfuerzo que causó la deformación en un principio. Dicho de una manera menos técnica, resiliencia es la capacidad de la materia para recuperarse de una deformación causada por una fuerza externa.
Así, la resiliencia es necesaria para recuperar la funcionalidad después de una situación adversa, y cuando se trata del diseño estructural, esto resulta de vital importancia.
El objetivo principal de una estructura debe ser resistir lo suficiente para cerciorar la seguridad de sus habitantes. Ante eventos inevitables, como los sismos, el foco de los ingenieros y desarrolladores es reforzar la funcionalidad de las estructuras; aquí es donde entra la importancia de resiliencia.
Así, un edificio resiliente tiene la capacidad de mantener su nivel funcional tras un terremoto. Para que un edificio cumpla con esas cualidades de resistencia deben seguirse ciertas recomendaciones, así como usar determinados productos y aplicaciones físicas que harán que el proyecto cumpla con la calidad de resiliencia necesaria. En resumen, la resiliencia estructural no es solo una cualidad tecnológica, sino que poco a poco se ha convertido en un desafío y necesidad de los desarrollos estructurales. Un desafío que, aquí en Seismous, estamos obligados a dominar para así lograr vencerlo.